sábado, 24 de septiembre de 2016

¿Julia Margaret Cameron o Gilda?



Poder acceder a un lugar en el que uno está con uno mismo (y con nuestra cámara perfectamente camuflada) a veces no es tan cotidiano como creemos. Nosotras intentamos crear una atmósfera tranquila e intima, en el que cada uno pueda ir a entablar una relación consigo mismo, de la forma que necesite, ya sea contemplando, jugando, o simplemente como refugio de lo que estaba afuera. Me llamó mucho la atención la poca cantidad de gente que realmente se miró a los ojos, nadie por más de 10 segundos. La cámara estaba puesta frente al espejo, en ese reflejo que la misma persona ve, o no, porque hay muchas cosas que ellos no vieron pero la cámara sí, y que es muy bello. No queríamos entrometernos en la intimidad de cada uno, realmente eso no nos importaba, sino más bien observar sus relaciones con el entorno. Algunos se quedaban mirando cada detalle, otros escribiendo, y algunos directamente se iban en cuanto veían que había una cámara (lo que es igual de válido, porque probablemente yo hubiera reaccionado igual). Esto también me dejó pensando en nuestra relación con las cámaras. Estamos acostumbrados a estar del otro lado, eso es sabido, pero ¿cómo lograba Julia retratar a personas con tanta tranquilidad y armonía, exponerlas frente a la cámara y aún así descubrir sus almas, sus más íntimos pensamientos? ¿es posible?



En medio del proceso surgió la idea de dejar un anotador para que cada uno escriba o lea (obviando que era de mi villano favorito 2), y esto también acompañó al proceso de la misma manera.



Estoy muy contenta con el resultado, fue una experiencia muy linda, espero que para los que pasaron también. Gracias por animarse a pasar.







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